Al jefe de la Ertzaintza le estorban todos.

big_280_gervasioGervasio Gabirondo, director de la Ertzaintza, es un hombre peculiar y muy de su tierra. Vaya por delante que no tengo el placer de conocerle de cerca pero sigo con interés su labor profesional. Por eso recuerdo un premio que le dieron a la Ertzaintza hace ya muchos años, antes del único mandato socialista en el gobierno vasco, y al que yo asistí como invitado. Era en el marco de una feria de seguridad o algún sarao de los que ya he dejado de asistir por vacuos y totalmente carentes de interés profesional (esta es otra opinión, claro). Salió en traje de gala, de rojo bermellón, al estrado y encandiló al respetable con un discurso en euskera de bella factura. La única pega cabría ponérsela al hecho de que nos hallábamos en Zaragoza y el respetable acudía desde todos los rincones de las Españas lo que, haciendo gala de mis dotes detectivescas, me inclinó a pensar que las caras del público eran más de estupor que de arrobamiento.

Gabirondo, es un hombre de ideas. Por eso, en su anterior responsabilidad de jefazo, instauró los desayunos. No, no los de la COPE, ni los de Antena 3. Los desayunos de la Ertzaintza, reuniéndose los lunes a primera hora con sindicalistas, profesionales, etc. ante un buen café y crujiente bollería lo cual, qué quieren que les diga, es una magnífica forma de empezar la semana y limar asperezas. Y una medida inteligente. Siendo vasco, sabe que nadie puede recriminar a futuro sin cargo de conciencia a quien le ha puesto un buen bollo de mantequilla ante las narices, que eso va en nuestra genética.

Gabirondo patinó, eso si, cuando dijo que el falso Shaolín, el asesino de dos mujeres en Bilbao, era un psicópata y que, más que probablemente, habría que esperar la aparición de más mujeres desmembradas y ocultas por los rincones de su gimnasio. Al estar el asunto bajo secreto de sumario, el juez le echó un rapapolvo encareciéndole que dejara de ver CSI Miami y se centrara un poco.

La última ha sido de la semana pasada y le han puesto verde. Ante los periodistas y en el Parlamento Vasco, lamentó el «excesivo despliegue de las Fuerzas de Seguridad del Estado en Euskadi» en relación a sus actualmente escasas competencias, asegurando además que Policía y Guardia Civil interfieren en el día a día de sus hombres y mujeres al punto de hacer fracasar determinadas operaciones. Para él, se ven muchos controles de carretera de la Guardia Civil y demasiadas inspecciones en fiestas de pueblos. De estas últimas yo no he visto ni una, pero si él lo dice … También dijo no se qué de las policías locales, que tampoco deberían tener ciertas competencias que solo a la Ertzaintza deben corresponder.

Tengo que coincidir con él en una cosa. La descoordinación policial en Euskadi y en el resto de España existe. Los celos entre guardias y policías no son de ahora y, en el País Vasco, hay memoria de célebres trifulcas entre locales y autonómicos ante el pasmo de heridos, víctimas e incluso cadáveres, que se reirían si pudieran. Mucha policía, poca diversión, no sé quién lo dijo. Acaso sea importante establecer una legislación adecuada que aborde este problema y lo deje zanjado definitivamente.

Pero de lo anterior a inferir que tal o cual cuerpo hace fracasar operaciones policiales, va un abismo. Pues si esto se afirma, hay que poner sobre la mesa cuáles han sido tales operaciones y por qué han fracasado. Para buscar culpables y procesarlos, vamos. ¿Quiere decir don Gervasio que hay delincuentes, asesinos, terroristas, traficantes, que siguen libre porque Guardia Civil o Policía Nacional han hecho que sea así? Pues al juzgado, oiga, y no a los periodistas.

Ya va la segunda que al señor Gabirondo se le va la lengua ante los micrófonos, lo cual, con todo respeto lo digo, es poco apropiado en un alto mando policial cuya labor ha de ser callada y eficiente. En fin, don Gervasio, que yo le tengo aprecio pero esas cosillas que usted tiene no terminan de convencerme. Procure empezar por arreglar su casa, que ahí andan también revueltos, es un consejo que le doy.

En lo demás, se lo diré siempre, aquel discurso en euskera …, coño, todavía me estoy riendo cuando me acuerdo de la cara de los maños.

1 comentario en “Al jefe de la Ertzaintza le estorban todos.

  1. La incompetencia de los mandos, se maquilla con discurso fácil. Que igual no es tan fácil, cuando hay que dar explicaciones. Cuando se mete la pata. Ineptitud!!

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